viernes, 29 de abril de 2011

Un mundo de modernidad y excelencia


Desde hace un par de semestre en mi "bella" universidad se ha venido aplicando un método de calificación llamado enfoque de calificación por competencias, para no hacer este post un libro de quejas explicaré un poco en que consiste este sistema:

En primer lugar se busca que los alumnos aprendan a ser, conocer y hacer; es decir, se busca que formen capacidades que puedan responder competentemente ante situaciones que se puedan presentar en el ámbito laboral, es decir el aprendizaje se basa en el criterio de desempeño; puedo resumir esto en: formar para poder resolver problemas en el trabajo.

Para ello se han establecido algunas estrategias a seguir para el cumplimiento de este enfoque, estos son:
  1. La evaluación es constante
  2. La evaluación es conceptual, procedimental y actitudinal
  3. La nota mínima es 14
Todo esto no suena tan malo, ¿cierto? pero que pasa sí...

La evaluación es:


Constante: Es tan constante que al final se pasa más tiempo evaluando que dictando clases.


Conceptual: El contenido es tan escueto, desactualizado y de dudosa reputación.


Procedimental: Solo es válido lo que enseña el profesor, cual iluminado (ver la teoría de la iluminación), no existe otra respuesta válida que no sea la suya, aunque esté equivocada.


Actitudinal: sticker de Winnie Pooh  = 20,     preguntas complicadas, sugerencias, comentarios, cuestionamientos = "No aprobaras mi curso"


14 nota mínima: Seguramente un 14 en la UAC equivale a un 05 en la de Lima.

Debo admitir que en su versión original este post era mucho más largo y destructivo, sin embargo mis valores y mi ética me impiden decir que mi U se podría comparar a un combustible solido utilizado para cocinar en las punas peruanas.

Pido disculpas por la moderación en el comentario.

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